Los alemanes fueron una colonia muy numerosa y poderosa en el estado Zulia (al occidente de Venezuela) durante todo el siglo XIX y principios del XX y juntos a las otras colonias inglesas e italianas mantenían el auge económico de uno de los puertos con mayor movimiento en Suramérica. Maracaibo, su capital, era el centro económico, social y cultural de aquella sociedad marabina enriquecida con grandes casas comerciales de los alemanes y otros extranjeros residenciados en aquella ciudad rural. Casas comerciales como Breuer. Möller & Cía el mayor imperio cafetalero, la Steinvorth & Cía, Blohm & Cía , la Christersen, Zingg & Cía. Beckmann & Cía (quienes trajeron al país las famosas máquinas de coser SINGER) la firma Rayhrer & Finnhaber entre otras manejaban la exportación del café venezolano hacia Europa y la importación de artículos, productos europeos y mercancías secas a suelo marabino.

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Maracaibo la bella ciudad iluminada por el sol todo el año no tenia comunicación directa por tierra con la capital de país por lo cual su vía era ir a Curazao a bordo de vapores como el Maracaibo y llegar hasta la Isla de Curazao y presentar su pasaporte y como lógica respuesta a la pregunta ¿Cual es su nacionalidad? El sujeto en cuestión respondía: Nacionalidad “maracucha”. Luego de esta travesía hacia Curazao navegaba hacia el puerto de La Guaira para llegar a Caracas o continuaba al resto del mundo a través de New York. Sin embargo tal era el poderío económico de los alemanes y la importancia que le daban al comercio con Maracaibo que ellos poseían un barco que hacía el recorrido directo desde el puerto de Maracaibo al puerto de Hamburgo.

Pero no sólo eran rigurosos en el trabajo comercial, por las tardes eran comunes las reuniones para hablar e intercambiar ideas y noticias. A menudo se producían aquellas añoradas tertulias musicales en las casas y hatos de los alemanes y otros extranjeros con músicos locales que amenizaban el sarao y se cumplía así la premisa “para verse y dejarse ver».

Elizabeth Gross, esposa del empresario alemán Rudolf Gross de la casa comercial Blohm & Cía, autora del libro “Vida alemana en la lejanía” nos describe desde su perspectiva como eran estos saraos en los salones criollos:

“Pronto se alegraban todos y bailaban animadamente…Algunas veces también me querían enseñar a bailar, pero eso si que no lo aprendo tan bien. El Vals local es muy difícil…La gente aquí baila maravillosamente…Debido al calor se mueven muy lentamente… Es más que todo menearse de un lado al otro. Por ejemplo, una pareja permanece bajo la araña de la sala para después no estar acalorados”

De estas tertulias sobre noticias, negocios y relaciones sociales surge la idea de fundar un club de reunión y esparcimiento, entonces nace en 1891 El Club del Comercio de Maracaibo presidido por Eduardo Von Jess.

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Esta es la famosa “ronda de herradura” de los alemanes en el Club del Comercio presidida con rigurosa etiqueta por el presidente Eduardo Von Jess.

Los músicos marabinos no faltaban en estos saraos y fiestas y fue así como el Club de Comercio tuvo su orquesta de baile dirigida por el famosos violinista de la época José Silvestre Villalobos Silva mejor conocido como “Pepe” Villalobos. No menos conocido sería el violinista,

compositor y docente Julio Añez Puche autor y ganador del concurso de música del Club del Comercio con su Vals Club De Comercio. Pepe y Julio interpretaron juntos este hermoso vals
para las innumerables fiestas en el Club.

Puedes escuchar este hermoso vals en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=_Ql2IZnqIEM

Fuentes: Diccionario General del Zulia. Luis Guillermo Hernádez.
Presencia de la música en los relatos de viajeros del siglo XIX. Vince de Benedettis.
Los Alemanes En Venezuela y sus descendientes. Tomo II. Rolf Walter.
Fotos cortesía de Kurt Nagel Von Jess.