
…El agua iba tragando todo lo que encontraba a su paso. Los pocos botes salvavidas se iban alejando del barco para evitar ser volcados por aquellos que, desesperados, luchaban por salvar su vida. En la cubierta, quienes se resignaron a aceptar su destino, comenzaron a rezar. Pero en medio del caos, la música no dejó de sonar. Las notas del himno Nearer, My God, To Thee (Más cerca, mi Dios, de Ti) se pudieron escuchar hasta el último momento. Los músicos de Titanic fueron reconocidos como héroes y el violín de W. Hartley (Director de la orquesta) sobrevivió atado al cuerpo de su dueño para contarnos su agitada experiencia. La travesía del violín comenzaría en 1912 cuando Wallace lleva consigo el regalo de compromiso que su novia María Robinson le hiciera en 1910. Aún hoy conserva la placa de plata donde reza “Para Wallys con motivo de nuestro compromiso, María”. La boda se realizaría a su regreso del viaje inaugural del RSM TITANIC. El violín fue descubierto en el 2006 por un músico aficionado y subastado posteriormente a una exhaustiva investigación que determinó que el violín perteneció al director de la banda musical que subió al Titanic para tocar en sus grandes salones. Diez largos días floto en las aguas frías del océano Atlántico atado al cuerpo de quien frotaba sus cuerdas hasta esa oscura y fría madrugada del 15 de Abril de 1912.

Ocho vidas musicales que sucumbieron a la tragedia con un mismo número de boleto de segunda clase 250654 contratados por la CW&FN Black quien los agrupó como orquesta especialmente para este transatlántico. No fueron bien pagados, como suele suceder en la historia musical, pero fueron seducidos por la idea de cruzar el Atlántico en “El Insumergible”. Contrario a lo que se puede pensar quizás no llegaron a tocar todos juntos pues la idea de llevar un director- violinista, dos violinistas, dos pianistas, dos cellistas y un bajo (contrabajo) era dividirse y tocar por turnos en los grandes salones de la majestuosa primera clase. Evidentemente formaban grupos que muy bien pudieron ser cuartetos y tríos que se turnaron o tocaron simultáneamente en salones diferentes. Esa noche gélida del 14 de Abril de 1912 los músicos trataron de calmar a los desesperados pasajeros tocando en la cubierta de botes en el cual –según testimonios- habría un piano de pared Steinway y sería el lugar idóneo para que pudieran seguir tocando. La famosa escena de la película de James Cameron sobre los músicos tocando en la cubierta de primera clase es bastante dudosa pues el frio hubiese impedido la ejecución por entumición de los dedos y la falta de un piano en la cubierta. Sin embargo estos héroes se llevaron al mar la verdad de si tomaron la decisión de tocar soportando el frio glacial y solo con los instrumentos de cuerdas “La última melodía del Titanic”.

Ocho vidas, ocho historias, ocho héroes que estaremos conociendo en nuestro próximo artículo: Los músicos de Titanic.